LA COMPASIÓN: trascender nuestra comodidad para acompañar a otros

Cuando miramos a nuestro alrededor, mientras vamos a nuestro trabajo, vemos muchas cosas y situaciones. Observamos muchas personas, y en varias ocasiones un mendigo, o habitante de la calle, se puede parar frente a la ventana de nuestro auto mientras esperamos en el semáforo.

¿Cuál es nuestra reacción? ¿Qué sentimos? ¿Qué pensamos? ¿Qué hacemos? ¿Cómo actuamos? ¿Vamos moviendo nuestro carro como si no estuviera? ¿Rogamos que el semáforo cambie a verde? ¿Subimos rápidamente el vidrio de la ventanilla?

Hace un tiempo cuando me pasaba esto sentía muchas cosas desagradables: a veces me daba tristeza, otras sentía ira porque me fastidiaban, en ocasiones me daba miedo porque creía que me iban a atracar y a hacer daño, y muchas veces sentía fastidio y repulsión, o peor, sentía todo esto a la vez.

Pero un día en mis meditaciones y en mis oraciones me llegó un mensaje: ayuda a los de la calle. Me asusté y lo olvidé, o creí olvidarlo. Nuevamente durante meses me llegaba el mismo mensaje.

Decidí no hacerme más "el tonto". Busqué ayuda, no por el mensaje que me llegaba, sino para saber como lo hacía y dónde lo hacía. Sentía miedo, pereza, rabia y desespero. ¿Por qué tenía que hacerlo? Pero esa suave voz interna me seguía insistiendo.

Tuve que superar muchos miedos, dejar caer muchos de mis egos, buscar ayuda de personas que nunca creí que irían a ayudarme. Y hoy puedo decir feliz, que haber escuchado y seguido esa voz interna, me ha permitido encontrar que ayudar a aquellos que nada tienen, se puede convertir en una de las mayores alegrías en mi vida.

Durante un poco más de dos años he llevado, junto con un grupito de amigos, un pequeño presente a los habitantes de la calle del sector de Niquitao. Todos los Jueves en la noche  a las 7:30 pm vamos felices a llevar empanadas calienticas más un vaso de delicioso chocolate calientico a unos 100 o 120 habitantes de la calle de ese deprimido sector.

Cuando Dios nos habla y seguimos sus indicaciones podemos aportar al mundo una gotica de ayuda para personas y seres a los que nunca imaginaríamos que podríamos servir.

BIO ORTODONCIA  y su cultura organizacional, creen y promueven la compasión hacia seres de nuestra ciudad que casi nadie voltea a ver. Te invitamos a hacerlo también.

Queremos agradecer la labor que muchos integrantes del equipo humano BIO, y también pacientes y amigos BIO han hecho para poder hacer posible el trabajo con los habitantes de la calle.

Gracias a Sindy Díaz, Antonio Sepúlveda, Geovanny Correa, Oscar Ospina, Manuel Zapata, Clarena Sepúlveda, Leidy González, Leidy Muñoz, Milena Henao, Johana Restrepo, Yuliana Giraldo, Johana Patricia Restrepo, José Zapata, y muchos otros que de manera especial y voluntaria nos han colaborado a través del tiempo que hemos realizado esta labor. 

En BIO ORTODONCIA nos sentimos comprometidos con el mundo y con nuestro medio social y buscamos compartir un poco lo que somos: colombianos que amamos nuestro país y sus gentes.

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